Trump puede perjudicarnos
* La política agrícola de Estados Unidos debería interesarnos, y mucho. Sencillamente porque Chicago está dentro de los límites del país de las barras y las estrellas, y sigue rigiendo los destinos de los precios internacionales. Las consecuencias del pensamiento de Donald Trump han sido mayormente focalizadas en dos áreas: energía y metales. El agro no es tenido en cuenta, cosa que a la industria no le desagrada. Las políticas de Trump y los nombres de su staff revelan tres razones por las cuales trigo y maíz no tienen otra chance que ver caer sus precios. Los inventarios crecerán más rápidamente que la demanda ante el debilitamiento de las exportaciones USA.
* La primera razón pasa por el designado secretario de Agricultura. La Casa Blanca lo hizo tardíamente y todavía Sonny Perdue está fatigando los pasillos del Senado en busca de consenso. Purdue tiene estrecha vinculación con los gigantes de la producción de alimentos en USA. Es un escéptico del cambio climático y detesta las regulaciones que ha venido imponiendo la Agencia de Protección del Ambiente (EPA). Coincide ampliamente con Trump, quien ha dado señales de que los agricultores no están dentro de sus prioridades.
* En segundo término hay otros movimientos del presidente estadounidense que van en contra de los intereses del farmer. La designación de Terry Branstad como embajador en China presagia presiones sobre el mayor comprador de commodities USA. Por su parte, el nombramiento de Scott Pruitt al frente de la EPA es visto como un guiño a la industria de la carne estadounidense, con quien se encuentra íntimamente vinculado. La voluntad de Trump de renegociar el NAFTA y la salida del TPP aparecen como iniciativas realmente negativas para el agro. El TPP iba a significar la caída de 18.000 tasas y barreras, que beneficiarían al 40% de los consumidores del planeta. Era el primer acuerdo que incluía cuestiones vinculadas con la biotecnología. Aunque se intente alguna renegociación, Branstad y Pruitt son garantía de dificultades para el acceso del farmer a los mercados globales, a la vez que preanuncian pilas y pilas de granos sumando a la sobreoferta en casa. Ni que hablar si se congela la participación de los biocombustibles en el uso mandatorio, otro tema crítico. Finalmente, el 40% de la mano de obra agrícola USA proviene de gente indocumentada; se comprenderá el daño que implica desmantelar esta presencia.
* En tercer término, Trump se dispone a terminar con medidas de Obama vinculadas con el respeto por el ambiente, como el Acta de Agua Limpia de 2015, a la que calificó como "destructiva y horrible". Esto libera el camino para una mayor polución en el agro estadounidense. Paralelamente desaparecerían las regulaciones que protegían al pequeño productor de ciertas prácticas censurables por parte de la industria, lo cual implicará menores precios para los commodities.
* La analista Shelley Goldberg concluye que las políticas de Trump llevarán -y se empezará a notar avanzado este año- a una sobreoferta de commodities agrícolas dentro de las fronteras de Estados Unidos, con una caída de precios potenciada por la fortaleza del dólar. Sin dudas un tema a seguir de cerca, ya que de un modo un otro nos afecta a todos. En realidad, en el corto plazo una posible baja de precios dañará a todas las naciones exportadoras, mientras que en el mediano plazo es probable que la actitud de Trump siga debilitando la participación de los agricultores de su país en el concierto global. Habrá que trabajar para pelear ese liderazgo vacante.
Fuente: Bloomberg
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