
La oleaginosa ha vuelto a valores de julio de 2018, cuando recién acaba de recibir el mazazo de una guerra comercial que empezaba a mostrar las unas. En el medio hubo alzas y bajas, pero muy pocos progresos de fondo. El analista Bryce Knorr expuso su visión sobre el futuro del poroto:
* La producción 2019/20 de soja será menor a la de la campaña previa en EE.UU., y el ajuste hacia arriba de la demanda 2018/19 suma para el recorte de stocks verificado en el último informe USDA. Pero esos inventarios, que se han achicado en 10 M tn, siguen pareciendo excesivos para una demanda flaca, con o sin acuerdo con los chinos.
* Eso no necesariamente reduce a cero las chances de ver un rally hacia delante. El farmer puede esperar; tiene la ayuda de la Casa Blanca y los números de la campaña dejarán, en el peor de los casos, pérdidas apenas perceptibles. Mientras las bajas son conocidas por generar mínimos, y no máximos, el mercado de soja está lleno de sorpresas. Hay algunos antecedentes de subas en octubre y noviembre, las que pueden ser disparadas por tres razones concretas.
* En primer lugar una cosecha aun más chica de lo calculado recientemente, si bien no será fácil ir aun mas abajo con los números del USDA. Los productores reportan problemas como menor número de vainas o presencia de enfermedades, pero como están las cosas los rindes serán difíciles de predecir hasta que rueden las cosechadoras; ahí puede haber sorpresas, si bien es cierto que la estabilidad en la condición de cultivo no parecería indicarlo.
* En segundo lugar hay que poner al clima en Sudamérica. Es cierto que vuelven las lluvias a un Brasil que ha tenido una estación seca con menos precipitaciones de lo normal. Pero algunos advierten que no todas las regiones productivas recibirán una buena dosis de agua y los productores irán sembrando en la medida de que dispongan del vital fluido. Es algo que puede desalentar una nueva expansión de la oleaginosa. Desde luego, la debilidad del real es un incentivo para plantar soja hasta en las banquinas, aunque eso ha encarecido también los costos.
* En tercer lugar hay que ubicar al crecimiento de la demanda, si bien cabe reconocer que con o sin arreglo con los chinos las chances de una gran mejora en este sentido son acotadas. China tiene el peor crecimiento de los últimos 30 años y la fiebre porcina africana se llevó el 40% del rodeo de este país, como mínimo; una epidemia que no tiene un final a la vista. Para Knorr las compras recientes por parte de Beijing se muestran como un gesto de buena voluntad pero forman parte de una necesidad: China sabe que con lo que le ofrece Brasil no va a alcanzarle.
* Como conclusión, a menos que falle la cosecha sudamericana, EE.UU. no puede esperar un gran incremento de demanda por su soja. De tal modo, los rallies que se den terminarán en ventas. Knorr destaca que los charts tienen aristas positivas y que ofrecen banderas alcistas que pueden disparar ganancias en cada quiebre.
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